Ausente presente
Voy a echar alguna ojeada de vez en cuando, lo prometo, pero durante dos o tres semanas descansaré un poco. No, no me voy de vacaciones de momento. Ya quisiera yo. Es una huelga de teclas caídas. Me niego a escribir artículos salvo: me toque la lotería, me encuentre por la calle con Woody Allen o un extraterrestre me invite a dar un voleo por la Luna. Sólo en alguno de estos tres casos me vería obligada a dar detalles de tan importantes sucesos. Ni siquiera tengo fuerzas para comentar lo del secuestro de "El Jueves" o la muerte de Polanco. Que si libertad de expresión, que si defensor de la libertad, que si medidas cautelares, que si gran pérdida...todo suena siempre igual. Necesito oxigenarme. El otro día le comenté a mi prima por teléfono que mi gran plan para ganar dinero era casarme con un "sin papeles" por 6000 €, trasladarme a Asturias (allí son 500 € más por bebé) para tener gemelos a 3000 € cada uno. Por descontado, luego se quedarían tirados en el orfanato. Aunque con la suerte que tengo, seguro que el esposo de conveniencia se me enamoraba y amenzaba con el suicidio (igüalico que Aramis Fuster). Todo este montaje para sacar 12000 €. ¿Qué le han hecho a mi generación?
PS: Colmo de los colmos. Los médicos están "desarmados ".
19 de agosto:
No, no ví al señor Allen y estoy estudiando mucho. Por lo visto ahora tengo colaboradores que trabajaban por mi, ¡¡¡qué bien!!!
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Credito -
Entre las personalidades más destacadas que acudieron al sepelio se encontraban el expresidente del Gobierno Felipe González; el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla; el exministro de Defensa José Bono, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; así como el presidente del Grupo Zeta, Francisco Matosas, y el vicepresidente ejecutivo, Antonio Asensio Mosbah.
Antes del entierro y durante toda la mañana, un auténtico reguero de personalidades visitó la capilla ardiente situada en la Fundación Santillana. Representantes del mundo de la cultura, como el premio Nobel de Literatura José Saramago, de la ciencia, como el cardiólogo Valentí Fuster, o de la empresa, como el presidente de Telefónica, César Alierta, acudieron a rendirle un último homenaje.
La presencia en estos actos parece desvelar las simpatías y antipatías que despertaba el fallecido editor.
Carlos Menéndez
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