La Burocracia

Ese mundo paralelo e irreal en el que todo se resuelve por triplicado, echando firmas y clasificando expedientes. Aunque eso sí, es un universo más llevadero que los libros y textos de administración. Me van a perdonar los redactores pero les recomendaría que leyeran algunos clásicos, porque escriben como el culo, sin perdón ni nada. Vamos que no es la primera vez que me da un ataque de risa por lo mal escritos que están; claro que las gentes del mundo económico empresarial casi me emparedan por tomarlo como un ataque personal. Ellos saben de números, pero de expresarse ni una mierda. Mejor callarse porque si lo aclaras, para colmo eres un pedante. Puede ser, pero entonces ellos son unos clasistas, como en el mundillo médico, porque lo hacen para darse pisto y elevarse sobre el común de los mortales. Utilizan una jerga chachi-guay del año catapún chispún y son más profesionales. La estupidez humana es tan infinita que desconocen que los diccionarios no están encriptados. Lo mismito que los textos de tráfico, que debió de hacerlos un primo hermano de Quevedo. Sencillos, llanos, diáfanos, al alcance de los analfabetos. ¿No entiendes un libro? Una de dos, o lo escribió un brillante jurásico cuyo cerebro no se ha actualizado ni una sola vez desde la Guerra Civil, o un joven, tonto el haba de las ecuaciones que no pasó de las aventuras de Tom Sawyer.
Qué cruz, qué cruz.