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No Fastidies

La musicalidad de los ladrillos

Si fuera una científica loca al estilo "Doc" Emmett Brown, o al del Profesor Chiflado de Flubber, haría un estudio sobre los efectos que produce la manipulación del ladrillo en el afinamiento auditivo de los humanos. No sé si conseguiría patrocinadores pero lo que digo no es ninguna chorrada.
Todo el verano sufrí en mis carnes un suplicio que cesó al llegar la crisis hipotecaria. Se ve que se les quitaron las ganas de cantar a los obreros.
Estoy convencida de que la arcilla los trastorna de tal manera que no pueden reprimir el soltar alaridos por la Pantoja, la Jurado o el Bisbal. Los gorgoritos de uno de los albañiles de la obra que se construye frente a mi casa se oían en varias calles a la redonda. Y su cantar no se parecía ni lo más mínimo al de Bustamante. Varias veces deseé su afonía.
¿Cómo es posible? -se preguntaba mi madre. No desayunan como los demás mortales- le respondía yo.
Aunque lo tome a recochineo los accidentes laborales no tienen gracia. Los responsables no cumplen y los trabajadores muy responsables, tampoco son. Sin mentar a la gente "sin papeles" que trabaja de tapadillo. Ea, que las arcillas producen efectos secundarios y los constructores en vez de cantar, pierden los escrúpulos.

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